Un infarto habitualmente es ocasionado por un coágulo que obstruye la luz de alguna de las arterias del corazón. La falta de circulación produce daño en el músculo cardíaco alimentado por la arteria coronaria obstruida.
Disolver el coágulo y recanalizar la arteria obstruida se conoce cómo REPERFUSIÓN. Conseguirlo representa el principal objetivo del tratamiento, durante las primeras horas después de un infarto.
La reperfusión con medicamentos conocida como FIBRINOLISIS es más efectiva si se lleva a cabo en forma temprana. Debería realizarse en los primeros 30 minutos después del primer contacto médico.
La reperfusión mecánica mediante cateterismo cardíaco e implante de un STENT es conocida como ANGIOPLASTIA PRIMARIA y se considera la TERAPIA IDEAL para el infarto. Debería realizarse en los primeros 90 minutos después del primer contacto médico.